No se que hago aquí sentado escuchando Claude Debussy, quizás sea esa luz inspiradora que anida en algún rincón del cortex cerebral. Esa bombilla que se enciende en pocas ocasiones y que como consecuencia suele traer grandes ideas. Que se yo. Quizás sea el aire acondicionado o la mirada de alguna musa inexistente que imagino bajo la oscuridad del crepúsculo lunar. Quizás. Nose el porque, pero tengo algo que contar. Varias veces me han preguntado el porqué de esas ansias por escribir. La verdad hasta un simple aficionado al arte de las palabras como yo, tiene dificultades para encontrar una respuesta a esta cuestión aparentemente sencilla. Quizás sea por querer inconscientemente expulsar recuerdos, imágenes y matices que quedaron enquistados en algun recondito lugar de esta desdichada alma. Puede que me apasione la idea de poder admirar mi nombre algún día en alguna que otra estantería, de una libreria de las de antaño, donde importe mas el sentido de la palabra anónima que el de un fenómeno editorial más. Pero pienso que eso es secundario. Varias veces dije: no entiendo de autores buenos, solo de obras complejas que traspasen el limite de lo moral . Soy un soñador, quizás por ello encuentre fascinante lo imposible y deteste aveces la cruda realidad. Me gusta imaginar como podría haber sido mi vida si hubiera elegido otras opciones. Si en lugar de escribir, hubiera sido un fanático de la astronomía o hubiera tenido una gran obsesión por la estadística. No comprendo que pasa ahí afuera, ahí arriba, ni si quiera se si el 21 de diciembre de 2012, sera mi ultimo día en la tierra, por culpa de la alineación planetaria. Tampoco que tanto % de la población se esta muriendo de hambre en este instante. Quizás por eso escribo, no porque se me de bien, si no porque no me imagino haciendo otra cosa. Puede que me fascine la idea de observar las estrellas sin tener en mente si algún día dejare de verlas, o porque prefiera crear y contar sonrisas con mis paginas antes que contar vidas marchitas que inundan significativamente horas y horas de telediario. Ser un poeta navegante más, en un mar de palabras. Entre campos y molinos de la mancha ser un hidalgo loco jugando a ser caballero. Por azar acabar en islas desiertas donde lo exótico se convierta en rutina, y lo mundano este patente solo en ciertas ocasiones. Si, me creo poeta, por tener un amor inconfesable por contar historias, por buscar palabras para lo indescriptible, por luchar contra un folio en blanco día a día. Como si el simple hecho de escribir algo nunca escrito, fuera el éxito más grande que pudiera alcanzar.
(Un tal anónimo)
